"Ignorar a los pobres es despreciar a Dios" Francisco

jueves, 29 de septiembre de 2016

CARTA PASTORAL DE D. JESÚS MURGUI, OBISPO DE ORIHUELA-ALICANTE

7 de octubre, Jornada Mundial por el Trabajo Decente
 
El 7 de octubre tiene lugar la Jornada Mundial por el Trabajo Decente. La iglesia Diocesana quiere unirse a esta celebración. El papa Francisco y otras entidades sociales católicas han potenciado la campaña en Euro­pa, uniéndose a las iniciativas de la Organización Internacional del Trabajo.
VER
A la Iglesia le preocupa el que no haya trabajo para todos, pues a través de él las personas desarrollan sus propias cualidades y pueden contribuir a su propio desarrollo, el bienestar de su familia y la construcción de la sociedad. Es oportunidad para generar un ingreso justo; es seguridad y protec­ción social para las familias; es mejora en el de­sarrollo personal e integración social; es igualdad de oportunidades para hombres y mujeres.
Pero el ideal no siempre se cumple en la realidad. Constatamos que sigue existiendo desempleo, precariedad laboral, empleo sumergido y po­breza incluso en trabajadores cuyos salarios no alcanzan un sueldo digno para cubrir sus nece­sidades y las de su familia. La tasa de paro es del 21,5 %. En nuestra provincia sigue habiendo un gran número de desempleados y el 54’6 de ellos no cobra ninguna prestación económica (datos del servicio Público de empleo en junio 2016). Asimismo, la contratación temporal aumenta, la brecha salarial entre fijos y temporales crece y ha aumentado el temor a perder el trabajo entre los profesionales en activo.

JUZGAR
La Iglesia siente vivamente estas situaciones y a través de sus organizaciones sociales, espe­cialmente a través del secretariado de Pastoral Obrera, el de Migraciones-ASTi, Cáritas y los mo­vimientos especializados de Acción Católica, es consciente y a la vez está comprometida en ca­minar en la búsqueda de soluciones y mejorar las situaciones de personas y familias.
Hay que reconocer la labor de muchos empresa­rios que crean empleo, poniendo en juego nue­vas iniciativas, arriesgando su patrimonio y priori­zando las personas antes que el simple beneficio, y mirando a la estabilidad y el futuro de la em­presa. Es de alabar también la actuación de los sindicatos que tratan de defender el orden justo dentro de empresas y también en relación con la Administración Pública, mirando la dignidad de los trabajadores.
Una parábola de Jesús posiblemente nos podrá iluminar. La parábola del rico y del pobre Lá­zaro nos presenta una situación que chirría en cualquier oyente: un rico que banqueteaba y no «veía» al pobre en su puerta. Ese pobre no le molestaba porque no lo «veía». Y en su destino final, aquel hombre, consciente de su destino fi­nal, quería que no se perdieran sus hermanos. A lo que Abraham le respondió que tenían a Moisés y a los profetas, que los escucharan. La respues­ta es contundente: no hace falta que resucite un muerto para ver lo que hay que hacer. Basta «oír» lo que dice la Palabra de Dios. Solo se sientan en la mesa los «hermanos», solo si consideramos al otro hermano nuestras relaciones son fraternas y prima el bien de las personas y el bien común y social más que el puro y exclusivo lucro, que es en definitiva lo que excluye, lo que genera «so­brantes», «descartes» en terminología del papa Francisco.
El Magisterio de los últimos papas ha ido dando cuerpo a la idea del TRABAJO DECENTE.

San Juan Pablo II, el 1 de mayo de 2000, en el Ju­bileo de los Trabajadores, lanzó un llamamiento a nivel mundial a favor del trabajo digno, apo­yando la iniciativa de la Organización Mundial del Trabajo.
Benedicto XVI, en Caritas in veritate, 63, concreta el contenido: «Por esto, ya el 1 de mayo de 2000, mi predecesor Juan Pablo II, de venerada memoria, con ocasión del Jubileo de los Trabajadores, lanzó un llamamiento para «una coalición mundial a favor del trabajo decente», alentando la estrate­gia de la Organización Internacional del Trabajo. De esta manera, daba un fuerte apoyo moral a este objetivo, como aspiración de las familias en todos los países del mundo. Pero ¿qué significa la palabra «decente» aplicada al trabajo? Significa un tra­bajo que, en cualquier sociedad, sea expresión de la dignidad esencial de todo hombre o mujer: un tra­bajo libremente elegido, que asocie efectivamente a los trabajadores, hombres y mujeres, al desarro­llo de su comunidad; un trabajo que, de este modo, haga que los trabajadores sean respetados, evitan­do toda discriminación; un trabajo que permita sa­tisfacer las necesidades de las familias y escolarizar a los hijos sin que se vean obligados a trabajar; un trabajo que consienta a los trabajadores organizar­se libremente y hacer oír su voz; un trabajo que deje espacio para reencontrarse adecuadamente con las propias raíces en el ámbito personal, familiar y espi­ritual; un trabajo que asegure una condición digna a los trabajadores que llegan a la jubilación».
Igualmente en el Instrumentum laboris para la III Asamblea General extraordinaria del Sínodo de los Obispos sobre la familia, en 2014, se afirma­ba en el nº 71: «En diálogo con el Estado y las enti­dades públicas, se espera de parte de la Iglesia una acción de apoyo concreto para un empleo digno, para salarios justos, para una política fiscal en favor de la familia, así como la activación de una ayuda para las familias y los hijos».

ACTUAR
La Iglesia Diocesana no es ajena a estas realida­des, a las carencias de trabajo de muchas perso­nas, así como a las iniciativas públicas y privadas que fomentan leyes, oportunidades de empleo, formación, ayudas, propuestas de iniciativas para visibilizar el problema y a la vez fomentar el diálo­go y las acciones concretas en busca de solucio­nes para todos.
Queremos animar a quienes están compro­metidos con esta causa por el trabajo decen­te. Conocemos las iniciativas de la sociedad civil, gobiernos, sindicatos, agentes sociales. Entre ellos están el Secretariado Diocesano de Pastoral Obrera de nuestra diócesis de Orihuela–Alicante, y los movimientos espe­cializaos de Acción Católica, especialmente HOAC, JOC, JEC , así como Caritas, CONFER, Justicia y Paz, Secretariado Diocesano de Mi­graciones-ASTI, ACO y otros.
Sin duda que hemos de seguir animando a los agentes sociales públicos y privados a crear empleo, mirando siempre a un empleo estable y con un sueldo digno para cubrir las necesidades familiares.
Por otro, será necesario garantizar los dere­chos de los trabajadores y la protección so­cial de quienes no llegan con el salario míni­mo o han agotado las ayudas por desempleo.
No hemos de perder de vista el empleo ju­venil, pues es apostar por el futuro, ya que permite pensar en desarrollo personal y los proyectos de familia.
Desde el secretariado de Pastoral Obrera, ha habido reuniones de preparación y concien­ciación con otras entidades eclesiales. Tam­bién se tuvo en el Obispado una reunión con los sindicatos mayoritarios, para compartir ideas, experiencias y datos sobre la realidad laboral, el empleo precario, el desempleo, las iniciativas de empresas y sindicatos, las pen­siones, etc.
El secretariado de Pastoral Obrera con otras organizaciones ha convocado acciones para el viernes 7 de octubre de 2016. En Santa Ma­ría, de Elche, realizarán una vigilia de oración, y a continuación en la plaza de Santa María, un gesto público que visibilice este objetivo de concienciación por el Trabajo Decente.
Animamos a nuestras comunidades parro­quiales y a los movimientos apostólicos, den­tro de los objetivos del plan Diocesano de Pastoral 2016-2017, a tener presente estas iniciativas, iluminados por la luz de la Fe, y así poder acompañar, desde el pensamiento y la acción, a quienes buscan cauces e iniciativas para crear empleo decente, así como a aque­llos que aún no lo tienen o lo han perdido.
Pedimos a San José, patrón de los trabajado­res, que nos enseñe a valorar el trabajo digno y a seguir concienciando para que a nadie le falte.
v Jesús Murgui Soriano
Obispo de Orihuela - Alicante
27 de septiembre de 2016

San Vicente de Paúl

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...